Esta es la razón por la que hacer coincidir ambas cosas, elevadas temperaturas y ejercicio, no está recomendado. El riesgo es que los esfuerzos del organismo sean insuficientes para bajar la temperatura corporal, que desde los 36,7 grados empezará a subir y al llegar a los 40,5 ya pone en riesgo la vida de la persona. Es el temido golpe de calor, que ha causado la muerte en España a 757 personas entre 2003 y 2018, según los datos del Instituto nacional de Estadística.
“A partir de los 40 grados, algunos procesos fisiológicos del organismo se alteran y empieza un mecanismo de inflamación que produce una cascada de enzimas que interfiere con el normal funcionamiento de los órganos vitales. Es un proceso que una vez ha empezado, es difícil de revertir”, explica Torres Macho.
Reacción del cuerpo ante el calor
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Los termorreceptores de la piel dan información al hipotálamo sobre la temperatura interior y exterior. Cuando detecta un aumento, activa unos mecanismos para regular la temperatura corporal y normalizar su valor.
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El primer mecanismo de defensa es la transpiración. Se produce por las glándulas sudoríparas de la piel. El sudor se compone de agua, sales minerales y toxinas. Cuando se evapora, se libera el exceso de calor.
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Los capilares son pequeños vasos sanguíneos que están cerca de la superficie de la piel. Al dilatarse los capilares, una gran cantidad de sangre está más cerca del aire, lo que facilita que se enfríe más rápidamente.
Dolor de cabeza, confusión y aturdimiento son las señales de alerta de que ha empezado una sucesión de acontecimientos que puede acabar en la pérdida de conciencia, convulsiones y un fallo cardíaco. Aunque difícil de detener y con una elevada mortalidad, las recomendaciones para frenar el proceso son tumbar en posición lateral al afectado en una zona fresca, remojar la piel con agua y paños húmedos para ayudar a bajar la temperatura y alertar a los servicios de emergencia.
Temperatura corporal superior a 40°
Confusión, habla mal y posible inconsciencia
Sensación de mareo y desmayos
La sudoración puede detenerse
Espasmos y calambresmusculares
Posible daño en órganos vitales (corazón, pulmones, cerebro...)
Piel pálida, fría y húmeda
Piel enrojecida, seca y caliente
Los últimos estudios muestran que más de 1.300 personas mueren al año en España por causas atribuibles a las altas temperaturas. De ellas, solo una pequeña parte se deben a los golpes de calor. En el peor verano desde que hay registros, el de 2003, 182 personas fallecieron por esta razón, cerca del 3% de los más de 6.600 fallecidos que se atribuye a ese episodio de temperaturas extremas.
La consciencia se deteriora por encima del valor crítico de 40,5 °C
Las temperaturas
superiores pueden
causar la muerte
Un enfriamiento rápido y efectivo puede evitar el deterioro clínico
Temperatura
corporal normal
La hipertermia se produce cuando el aumento de la temperatura corporal central anula la disipación de calor
“Los golpes de calor son los casos más extremos del importante impacto que el calor tiene sobra la salud de las personas”, explica Juan Armengol, presidente en Madrid de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES). “Lo que estamos viendo estos días son muchas personas mayores deshidratadas, más que en otros años. Llegan aturdidas y desorientadas. Los mayores, como los niños más pequeños, regulan peor el calor y no sienten tanta sed, por lo que es importante recordarles que deben beber. También hay que revisarles la medicación, porque es frecuente que tomen diuréticos y fármacos contra la tensión que deben ajustarse en esta época, porque ya pierden mucho más líquido por el sudor”, añade Armengol.
Mantente hidratado con agua o bebidas isotónicas
Modera el ejercicio físico
y haz pausas frecuentes
Evita el sol en
las horas
centrales
del día
Presta especial atención a ancianosy niños
“El golpe de calor y la deshidratación son dos procesos distintos, pero la forma de prevenirlos es la misma. Beber, resguardarse del sol y las temperaturas elevadas y no hacer actividad física en los peores momentos del día”, recuerda Torres Macho. Además de beber, también es importante mantener una dieta equilibrada. “La elevada sudoración también desequilibra los niveles de sales minerales. Es especialmente peligroso el incremento de los niveles de potasio, porque alteran los mecanismos eléctricos de las células cardiacas, lo que puede llevar a que el paciente sufra arritmias y, en casos extremos, paros cardíacos”, añade este especialista.